domingo, 11 de abril de 2010

19.- SANTA ANA


Son numerosos los autores que dedican poemas al Cristo de la Yedra y a la Iglesia de Santa Ana. Comenzamos con Pedro Abaurre (Pablo Anzur), fallecido el pasado día 9 de Abril de 2010.

Pedro Abaurre, nacido en Puente Genil, nos deja versos de comunión, de inspiración y de amor por Écija, ciudad a la que supo elevar como categoría literaria, con un perseverante afán de perfección creadora.

Deja en sus poemarios “Cruz de luz astigitana” (1991),”Amanecer nazareno. Entre torres y espadañas” ( 1992), “Valle Celestial. Cien décimas a la Virgen del Valle con motivo de su coronación” ( 1999)… todo un “caleidoscopio pasional”. Con ellos pregonó su Semana Santa, sus Hermandades, los más representativos elementos de su geografía urbana ... y con los que trazó acaso uno de los mejores itinerarios poéticos de Écija. Su estilo literario, directo y claro, se caracteriza por su expresión sencilla, “natural”, cercana siempre al sentir del pueblo.




















Autor: José Luis Jiménez Sánchez-Malo.



YEDRA Y CRUZ, CRISTO Y CARIDAD


II

A tu sol y su brillar,
en el yunque de un lucero
quien lo pudiera forjar,
para hacerlo costalero
de la Yedra al expirar.

En Santa Ana penitente,
cuando acaricia la piedra
el Genil y su corriente,
besa la brisa la Yedra
de la Cruz que mira al Puente.

Fiel astigitana,
cuando su agua corre
más santa y cristiana,
hay Yedra en la torre
que tiene Santa Ana.

Pablo Anzur: Amanecer Nazareno entre Torres y Espadañas, Écija, 1992:58.

LLEVA QUIEN DEJA Y VIVE EL QUE HA VIVIDO. Os mostramos este enlace a un video en la voz de Pedro Abaurre con el poema "Cristo de la Yedra y Virgen de la Caridad".




LA TORRE CHIQUITA


Eres torre de Santa Ana,

la más linda y presumida,

un pequeño relicario

cincelado en plata fina.


Es una torre de ensueño,

un sentido madrigal,

una flor en primavera,

una brisa matinal.


Torre chiquita y bonita,

vestida de azul y grana,

bella como un pensamiento,

linda como una manzana.


Cuando te ves en el río,

y te miras tan graciosa,

no envidias la de San Gil,

tan alta y presuntuosa.


La luna está enamorada

de la cruz de tu veleta,

y te mira noche y día,

la luna, luna lunera.


¡Oh torre maravillosa

la de la Puerta real

que abriste a San Fernando,

las puertas de la ciudad.


Fue una mañana de Mayo,

en el día de la cruz

y entraron los escuadrones

bajo el bello cielo azul.


Tiene un brillante recuerdo

de sus tiempos gloriosos,

y es que la santa andariega,

hizo aquí su tercer voto.


José Martín Jiménez


Foto: José Luis Asencio Padilla



AL CRISTO DE LA YEDRA


Esa Cruz lleva una Yedra

(verde que te quiero verde)

que se abraza y se entretiene

jugando con la madera.


Esa Cruz lleva una hilera

de Esperanza penitente

y se viene por el Puente

(trepa que te trepa y trepa).


Esa Yedra se parece,

ilusión enamorada,

a mi alma que se escapa

de mi pecho y de mi frente.


Esa Yedra, que es mi barro

y ha iniciado la escalada,

se refugia en la lanzada

que han abierto en su costado.


Por el Puente viene el río

con su corriente de plata

para ver como se alza

la yedra hasta el mismo Cristo,

y la Yedra enamorada,

que produce escalofrío,

en el Genil se hace río

y deja rezando al agua.


Por la noche con la gente,

las estrellas y mi Dios,

este barro que soy yo

se convierte en yedra verde;

y en esta divina espera,

quiere subir de repente

a ese trozo de madera

que el Genil, en su corriente,

hizo sueño de ribera

cuando el Cristo de la Yedra

se vino muriendo al Puente.


Francisco J. Fernández-Pro Ledesma



AL BUEN CAPATAZ DEL CRISTO DE LA YEDRA


Ya los ángeles gitanos

están de fiesta en el cielo,

llevando al cuello pañuelos

y buen compás en las manos.


Porque el pueblo astigitano

esperando está a la Yedra

que el lunes Santo se encierra

en la iglesia de Santana;

cuando el puente se engalana

por el Rey de Cielo y Tierra.


El Cristo con yedra nueva

deja al fin Santa María

y vuelve con alegría

aunque el adiós le conmueva…

Todo el fervor se renueva

y la Virgen va detrás

con un mensaje de paz

y fervor de costaleros

que siguen fiel el sendero

de un mítico Capataz…


Una voz, que viene de lejos

entre abalorios de nubes

en un coro de querubes

que propagan los reflejos

de río y luna en espejos

de un GITANO, honra y prez

que con el Cristo a sus pies

dio testimonio de celo

y acaba llegando al cielo

cuando dice: “¡A esta es!”


Pepita Tomás Montero



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